Si logras conservar intacta tu firmeza.
Cuando todos vacilan y tachan tu entereza.
Si a pesar de esas duras, mantienes tus creencias
Sin que te debiliten extrañas sugerencias.
Si sueñas, sin por ello rendirte ante el ensueño.
Si piensas, mas de tu pensamiento sigues dueño.
Si triunfos o desastres no menguan tus ardores
Y por igual los tratas como dos impostores.
Si hasta el pueblo te acercas sin perder tu virtud
Y con reyes alternas sin cambiar tu actitud.
Si logran tumbarte ni amigo ni enemigo,
Pero en justa medida pueden contar contigo.
Si entregado a la lucha con nervio y corazón
Aun desfallecido persiste en las acción.
Si alcanzas a llenar el minuto sereno
Con sesenta segundos de un esfuerzo supremo...
Lo que existe en el mundo en tus manos tendrás,
¡Y además, hijo mío, un hombre serás!
Rudyard Kipling.
Cuando todos vacilan y tachan tu entereza.
Si a pesar de esas duras, mantienes tus creencias
Sin que te debiliten extrañas sugerencias.
Si sueñas, sin por ello rendirte ante el ensueño.
Si piensas, mas de tu pensamiento sigues dueño.
Si triunfos o desastres no menguan tus ardores
Y por igual los tratas como dos impostores.
Si hasta el pueblo te acercas sin perder tu virtud
Y con reyes alternas sin cambiar tu actitud.
Si logran tumbarte ni amigo ni enemigo,
Pero en justa medida pueden contar contigo.
Si entregado a la lucha con nervio y corazón
Aun desfallecido persiste en las acción.
Si alcanzas a llenar el minuto sereno
Con sesenta segundos de un esfuerzo supremo...
Lo que existe en el mundo en tus manos tendrás,
¡Y además, hijo mío, un hombre serás!
Rudyard Kipling.
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